Para aquellos que tienen intolerancia a la lactosa, la transcripción del gen LCT se reduce, lo que lleva a un bajo nivel de lactasa. Para apagar LCT implica bloquear un activador o subir un represor. De hecho, se teoriza que la persistencia de la lactasa es una adaptación evolutiva humana para beber leche de animales domésticos. La mutación en el gen comenzó a aparecer casi al mismo tiempo que la domesticación del ganado.
